Eneagrama tipo 2: ¿qué podemos aprender?
El Eneagrama es un sistema complejo que puede guiar nuestros esfuerzos para cambiar los aspectos particulares y repetitivos de cómo pensamos, sentimos y actuamos (patrones) que nos limitan y se interponen en el camino para lograr los resultados que queremos. Si bien todos podemos identificarnos con todos los tipos de una forma u otra, tendemos a fijarnos o ver y actuar en el mundo desde un tipo específico.
Esta es una guía muy básica para el Eneagrama Tipo 2. Tipo 2 representa esa parte en todos nosotros que asume una visión elevada de nosotros mismos y quiere ser del agrado de los demás. Independientemente de nuestro tipo, podemos descubrir la sabiduría del viaje del orgullo a la humildad que el Eneagrama Tipo 2 conoce tan bien.
Centro de Inteligencia: Corazón
Enfoque de atención: Leer a otros. Enfócate en las relaciones. Quiere obtener aprobación y seducir a otros para satisfacer sus propias necesidades repudiadas.
Patrones de:
Comportamiento: Amigable. Impulsado y trabajador, especialmente cuando sirve a los demás. Puede desempeñar el papel de mártir sacrificando sus propias necesidades pero sufriendo por ello y esperando la confianza en los demás.
Sentimiento: Los Dos temen el rechazo y pueden sentirse emocionalmente en conflicto. Pueden expresar o reprimir sentimientos para complacer a los demás.
Pensamiento: Tienden a ser empáticos, conscientes del aspecto humano de la vida y sensibles a las necesidades y sentimientos de las personas.
Pasión -El orgullo funciona como un mecanismo de separación. La autoinflación automáticamente pondrá a otros en una situación diferente. La generosidad se decolora por esta autoinflación. ¡El intento de ganarse a los demás satisfaciendo sus necesidades o seduciéndolos solo perpetúa la separación!
Camino a la Integración: El orgullo y la autoinflación ubican al otro en una posición inferior. Esta necesidad se origina en un sentido devaluado del yo. La palabra humildad proviene de la palabra latina humus, que significa suelo. La humildad no es autodesvalorización sino el reconocimiento del valor de cada uno, que se traduce en la aceptación pacífica de nuestra propia valía.